También conocida por los nombres de topinambú o pataca, esta fascinante planta pertenece a una especie hermana del girasol, como su nombre científico indica. Se sabe incluso que en condiciones especiales pueden llegar a cruzarse, originando híbridos de características intermedias, aunque escasa fertilidad.
Topinambú o alcachofa de Jerusalén |
Girasol |
Y es que, a diferencia del girasol auténtico o Helianthus anuus, el topinambú produce múltiples inflo-rescencias de pequeño tamaño, que cuando maduran dan lugar a pequeñas pipas, conocidas de forma técnica como aquenios, que son uno de sus medios de propagación, aunque de forma natural el topinambú también se propaga asexualmente, a través de unos tubérculos persistentes que brotan cada año.
Otra de las diferencias entre ambas especies puede apreciarse en el follaje: mientras que el girasol tiene hojas anchas y redondeadas, las del topinambú son estrechas y largas, con un extremo puntiagudo.
Por lo general, los tallos del girasol suelen ser más gruesos y carnosos que los del topinambú, que además es menos piloso que el girasol.
Como he comentado, la alcachofa de Jerusalén forma unos tubérculos que además de conferirle a la especie la característica de planta perenne, son un recurso interesante en la gastronomía de muchos lugares, pues tienen un agradable sabor intermedio entre la zanahoria y la alcachofa -de ahí su nombre- debido a su contenido en un polisacárido especial, la inulina.
Tubérculos crudos de topinambú |
Aunque el topinambú es rústico y puede crecer en suelos pobres y secos,
prefiere abundante agua y nutrientes, y se adapta mejor a suelos bien drenados.
La planta forma los tubérculos a la vez que está floreciendo, como le sucede a la patata, así que es en este momento cuando más exigente será respecto al agua y los nutrientes, principalmente el potasio.
Aquellos que os decidáis por cultivar esta planta en vuestro huerto o jardín, bien como ornamental, bien como planta de uso gastronómico, tened en cuenta que gracias a su supervivencia, la alcachofa de Jerusalén tiene un alto potencial invasivo, así que recomiendo colocarla en arriates o zonas limitadas para evitar su expansión descontrolada.
Su época de siembra a partir de semillas es en primavera; los tubérculos pueden enterrarse entre el otoño y la primavera a unos 3 o 4 centímetros del suelo. Esta planta es tan resistente que resultará difícil no tener éxito, asi que ánimo con ello y a disfrutar de su belleza y buen sabor.
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